lunes, 1 de febrero de 2016

111. Soy Yo Quien Está Detrás de Todo

Aquí me sigo escribiendo para liberarme de los patrones de comportamiento y/o personalidades que no son de apoyo para mi, ni para nadie.

Ya estoy cursando mi segunda lección en el curso DIP Pro, donde estoy aprendiendo a ir mas a fondo dentro de mi mente, para reconocer y entender como es que funciona, para comprender como uno mismo, se deja poseer por toda la maraña de pensamientos, ideas y constructos mentales, que “nos hacen” reaccionar en nuestro día a día, y sobretodo, como podemos apoyarnos y darnos dirección, para vivir a plenitud, desarrollando y brindando nuestro máximo potencial.

Es impresionante como uno puede tomar un “simple” acontecimiento en nuestra vida, donde uno cree que tiene TODA la razón, de pensar/actuar de tal o cual manera, y al ir mas a fondo, puedes descubrir TODO lo que está detrás de nuestra manera de reaccionar.

En el ejemplo (situación), que estoy desarrollando en el curso, pude ver como detrás de estar básicamente echándole la culpa a otro, o a las circunstancias , por mi accionar/reaccionar,  hay una red de pensamientos “fijos”, que son los que te “invitan” a adoptar ciertas personalidades/maneras/actitudes, que a medida uno las alimenta, o les da vida, estas van dirigiéndonos cada vez mas, para reaccionar explosiva y/o, impulsivamente.

Aún sigo trabajando en ese punto que abrí, desarrollando mi escritura, pero puedo compartir por el momento, que mientras yo estaba “enfocado” en las circunstancias que acontecían en mi reaccionar, es decir, en los pensamientos y memorias con las que yo sentía, y me convencía de que estaba actuando de manera correcta; no me percataba de donde provenía mi programación; que al estar analizándome con las herramientas del curso, pude ver que todo comenzó con un “ligero” detalle, el cual estaba relacionado con “mi manera” de pensar/reaccionar debido al frío que sentí al despertar… Si…, aislando, o mas bien, centrándome en ese detonador, pude ver que no mucho, o mas bien, NADA!, tenía que ver con ese “otro” al que le estaba echando la culpa, sino que era yo mismo quien me complotaba, con argumentos absurdos, a los cuales no les había prestado atención antes, pero que por lo que veo, inconscientemente aprobaba, y permitía que iniciaran todo un desarrollo de personalidad, con la que lidiaba conmigo, y hacia los demás.

Como he dicho, todavía sigo desarrollando mi habilidad en la escritura, para saber utilizar bien las herramientas, con las cuales me apoyo dándome dirección en mi caminar; pero lo que me ha quedado claro, es que detrás de lo que podría ver antes,  como un acontecimiento y reacción normal, se “esconden” muchas estructuras mentales, las cuales he permitido y aceptado participar, sin darme cuenta que estas eran el motor, o mejor dicho la gasolina/energía, que alimentaba/alimenta, a mis personalidades que solo persiguen interés personal, sin contemplar lo que es mejor para TODOS.

La situación o conflicto, con esta otra persona involucrada, al parecer ya está solucionado, ya que pude dejar de lado el sentirme ofendido, o con derecho para reclamarle por lo ocurrido, pero este acontecimiento, abrió mi perspectiva, para poder ver con serenidad, los mecanismos y el trasfondo de mi mente, en donde veo que aún queda mucho por trabajar, en y con los diferentes puntos que se abrieron, al analizarme en honestidad conmigo mismo.



Y también ahora puedo ver, y estar mas atento, a mi actuar en circunstancias “normales” donde se genere conflicto, ya sea solo en mi, o con los demás; donde si antes estaba seguro de que mis reacciones eran “correctamente justificadas”, ahora me doy cuenta que: ¡Soy Yo Quien Está Detrás de Todo!, y en vez de señalar y echar la culpa a otros, mi responsabilidad es analizarme y ver como, yo como mi mente, me he dado permiso y aceptado participar, en los muchos constructos que regían “mi forma de ser”, y poder darme guía, para no “tropezar de nuevo con esa misma piedra”.



Así que, sigo comprometido conmigo mismo, en estar atento a estos momentos de conflicto, para que en vez de continuar “jugando un papel” de cierta personalidad, donde creía que yo siempre, o casi siempre, tenía la razón; ahora me detenga, y con esta nueva perspectiva, pueda darme cuenta y trabajar con las verdaderas razones que me invitan a actuar/reaccionar así, y darme dirección para en todo momento, buscar el bien común, lo que sea mejor para mi y para todos.